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Los aplausos y las pifias que caerán en este festival


VIÑA DEL MAR, febrero 22.- No hay que ser pitonisos para apostar que el gran show de este Festival de Viña del Mar vendrá de parte de la orquesta capitaneada por Marc Anthony y la explosión bailable de Daddy Yankee. Dos espectáculos que dan la vuelta al mundo con la misma velocidad que crece su público, se venden sus discos (o se descargan sus MP3) y las entradas a sus conciertos. En vivo su efectividad está garantizada y en Chile, comprobada.


Si en el mismo escenario de la Quinta Vergara Daddy Yankee demostró el por qué es el "gran jefe" del reggaeton. El verano del 2006 incendió el piso con "gasolina". Tan hot fue su show que las llamas esa noche se devolvían desde la galería. Un impacto que no han conseguido sus réplicas en las siguientes ediciones: Don Omar y Wisin y Yandel. Difícil es también que lo logren R.K.M. & Ken-Y.


La gran gracia de "El Cangri" es haber logrado imponer un estilo que no se acabara como tantos ritmos pasajeros. De forma inteligente el portorriqueño se acercó al pop y su música se expandió aún más.


Marc Anthony agotó el año pasado todos los shows que pudo programar en el país. Y el espectáculo lo merecía. Una banda aceitadísima acompaña al hombre de JLo que logra hacer mover las caderas hasta del más tieso de nuestros compatriotas. La salsa se tomará la quinta para el cierre del festival.


Simply Red camina por la misma vereda de efectividad. Con una batería sobrecargada de hits que golpean el corazón del adulto joven, el principal público del festival, Mick Hucknall, su líder, coleccionará todos los premios que le regale el público.


Seguro harán bailar a todos: R.K.M. & Ken-Y, La Noche y KC and the Sunshine Band. Claro que en dos días más pocos se acordarán de su show. ¿En su beneficio? Su apuesta tampoco apunta a la trascendencia como lo buscan los números de Luis Fonsi y Camila, muy exitosos entre las quinceañeras, su poco exigente público. Canciones de amor sobran, de mezquina prosa, todavía más.


La trayectoria y el currículum en esta edición correrán por Santana y Joan Manuel Serrat, dos caballeros de la música, uno colgado a su virtuosa guitarra y el otro a su discursivo micrófono. Dos que seguro quedarán en la historia y no como meros números de relleno en un recuento de festival. De imperdibles y de colección, aunque no revienten el rating ni la rompan en popularidad.


Juanes es un caso especial. Su show es el que acumula más kilómetros de gira en los últimos dos años (entre quienes vienen a Viña) pero probablemente lo mejor para él, es que en esta ocasión hubiese dicho: "paso". Le memoria no siempre es tan frágil, sobre todo si hay televisión de por medio. Una tercera visita en menos de seis años puede ser perjudicial a nivel de impacto. Complicado.
**terra**

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