Las expectativas eran altas y se cumplieron. Daddy Yankee se entregó por completo al público que asistió el sábado a su segundo concierto en tierras pinoleras, mostrando una vez más que él es el “Big Boss” del reggaetón.
A las 10 de la noche con muchas expectativas comenzaron los gritos. Pantallas gigantes, luces y juegos pirotécnicos anunciaron la llegada del daddy. Su entrada fue espectacular y desde el inicio los asistentes comenzaron a bailar. Entró con “Somos de calle”, un tema bastante sonado en nuestro país.
Su repertorio musical incluyó desde lo más viejito hasta lo más nuevo. Hits como el “playero 37”, “Machucando”, “Rompe”, “Lo que pasó, pasó”, “Mayor que yo”, “Noche de entierro”.
Se gozó con “Qué tengo que hacer”, “No es culpa mía”, “Ella me levantó”, “Pose”, “impacto”, “El ritmo no perdona” y cerró su presentación a las 11 de la noche con el éxito “Gasolina”.
Sus bailarines también dejaron atónitos a los asistentes. El sonido y el escenario cumplieron su cometido. Vimos a un Daddy Yankee vestido con sencillez, bastante interactivo e improvisando letras para el público nicaragüense.
Después de varios temas, el equipo organizador del concierto subió al escenario a Josué Morán, un pequeño con capacidades diferentes, quien en 2006 fue electo niño símbolo del Teletón y siempre ha sido fiel admirador del reggaetonero boricua.
Daddy Yankee agradeció a los seguidores de su música y a los niños que asistieron a su show.
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