Santiago de Chile.- El reguetonero puertorriqueño Daddy Yankee inundó ayer, domingo, de luces y efectos especiales un concierto en Santiago en el que demostró que el ritmo fuerte y las letras pegadizas son la mejor receta para hacer bailar a cualquiera.
El artista boricua, cuyo verdadero nombre es Raymond Ayala, salió al escenario del Estadio Bicentenario Audax de La Florida para poner el colofón a una jornada de intenso "perreo" con un espectáculo que forma parte de su gira mundial "Talento de barrio".
Los vocalistas Eloy, Jadiel y Franco el Gorila fueron el entremés del tercer Maratón de Reguetón, que comenzó a las 3:00 de la tarde con la participación de varios disc jockeys y siete horas más tarde llegó el momento más esperado.
En ese instante, luces, fuegos artificiales y una cortina de humo dieron paso a la aparición del "Big Boss" (el gran jefe), que subido a una plataforma emergió desde la base del escenario y pronto provocó los primeros desmayos entre el público.
Daddy Yankee, el máximo exponente de uno de los géneros musicales con más devotos en Latinoamérica, demostró con hechos lo que horas antes, en una entrevista con Efe, reivindicó al ser preguntado por los críticos que denostan este estilo de pasarlo bien.
"¿Si es tan desacreditado, por qué hay más de 20,000 personas en un estadio?", dijo el artista, que parecía ya divisar a las 20,000 almas que junto a él intentaron a base de "perreo" ponerle calor al ambiente en una gélida noche de invierno.
Los compases de "Somos de calle", "Machucando" y "Qué tengo que hacer" arrastraron tras de sí una oleada de movimientos y un aluvión de gritos con timbre adolescente, muestras de histerismo y demostraciones de admiración del tipo "mi hijito rico".
Ataviado con pantalones y chaqueta negros, gorra y gafas de sol, Daddy Yankee quiso dejar de lado su aspecto aniñado y agitó el escenario al ritmo de "Tu príncipe" y "No me dejes solo" junto a un cuerpo de baile que se esforzaba por no perder el aliento.
El cantante, que volvía a Chile después de actuar en febrero en el popular Festival de la Canción de Viña del Mar, pidió a los espectadores que iluminasen la grada con sus celulares para transformar el estadio en un firmamento de estrellas.
Llegó entonces el momento para que Daddy Yankee hiciera más felices a sus seguidores, que corearon los grandes éxitos del cantante, aquellos que suenan en todas las discotecas, como "Lo que pasó, pasó", "Llamado de emergencia" o "Ella me levantó".
Letras conocidas que tararearon hasta los más pequeños, que también pudieron disfrutar de esta noche de domingo y olvidarse del despertador con la tranquilidad de saber que están ya inmersos en sus vacaciones de invierno.
Pero el frío y el cansancio se dejaron notar, y Daddy Yankee no pudo más que echarle "La Gasolina" a la noche, subir un poco la temperatura y acallar todas las voces con un espectáculo que dejó boquiabiertos a sus seguidores.
Un minuto después de apagar las luces, el "Big Boss" salió del estadio en coche con una puesta en escena de ciencia ficción, la misma que volverá a desplegar este martes en Coquimbo, a unos 500 kilómetros al norte de Santiago, donde será de nuevo el jefe.
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