Los ojos de doña Lydia se humedecieron cuando su hijo Pedro dijo que la beca que recibirá de la Fundación Corazón Guerrero de Daddy Yankee es importante porque lo ayudará a echar pa’ lante a pesar de lo malo que ha sido en la vida.
Mientras conversaba con El Nuevo Día, las miradas de su novia Iriana, su tía Sylvia, su hermana Jeremy y su primo Mario brillaron de esperanza al reconocer que en el drama de la vida nadie es perfecto y cada cual merece una segunda oportunidad.
En noviembre, Pedro, de 18 años, saldrá de la correccional de menores de Guayama y estudiará una carrera corta en Operaciones Bancarias en la Universidad del Turabo gracias a los esfuerzos aunados por Yankee y el señor José F. Méndez, presidente del Sistema Universitario Ana G. Méndez.
La privación de su libertad ha modificado su carácter. Ahora es menos explosivo e impulsivo. Y ha aprendido que la tolerancia y el autocontrol forjan un espíritu fuerte en los individuos.
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