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DADDY YANKEE busca un nuevo combustible


En su más reciente disco, el abanderado mayor del reggaetón prueba suerte en distintos terrenos musicales y expresivos

Como Daddy Yankee se dio a conocer mundialmente gracias al tema Gasolina, muchos siguen pensando que Barrio fino —el disco que incluía dicha canción— fue su primer álbum.
Se trataba en realidad del séptimo lanzamiento de un artista que, hasta ese momento, se había mantenido en el circuito underground boricua que adoptaría el nombre de reggaetón para su difusión internacional.

Pero lo importante es que ya han pasado tres años desde que Barrio fino viera la luz por primera vez a nivel mundial, y en ese período, el reggaetón no se ha convertido sólo en un auténtico fenómeno de ventas, sino que ha terminado muchas veces colmando la paciencia de quienes se sintieron abrumados por un ritmo que consideraban extremadamente repetitivo.

Es por eso que, en teoría, el siguiente lanzamiento en estudio de Daddy Yankee (que desde el disco anterior sacó sólo un álbum en vivo, aunque este contenía algunos temas inéditos) tenía que estar obligado a marcar una pauta innovadora y creativa, si se tiene en cuenta que este puertorriqueño ha sido considerado en muchos frentes como el representante mayor del reggaetón.

"El género ha pasado por un momento crucial en términos de tocadas en la radio y en términos de evolución, y hubo muchos intentos fallidos de personas que sacaron nuevos discos pero que no lograron llenar las expectativas", es lo primero que dice el rapero, entrevistado hace un par de semanas en un hotel de West Hollywood con motivo del lanzamiento de El cartel: The Big Boss, su nuevo disco.

"Este nuevo trabajo ha tenido una excelente aceptación mundial que ha incluido a África y a Japón, donde las cifras de venta han sido espectaculares", se enorgullece el MC, que luce durante la charla una sencilla camiseta deportiva y unos lentes de sol. "Es un disco muy versátil que ha recibido muy buenas críticas de la prensa y de la gente de la calle, y es que creo que llena las expectativas de quienes gustan de diferentes estilos, porque es un álbum completo que tiene hip-hop, música tropical con instrumentos en vivo y letras con conciencia".

Si se escucha el primer sencillo del disco, Impacto, que es un reggaetón —y que en su segunda versión incluye la voz de Fergie—, se puede pensar que las palabras de Yankee son exageradas. Pero lo cierto es que el nuevo trabajo sí muestra una variedad que no se hallaba en sus esfuerzos musicales anteriores, ni en los álbumes lanzados por sus más cercanos competidores durante tiempos recientes.

"Eligimos un primer sencillo que no se saliera tanto de lo que he hecho antes, porque no he dejado de ser yo ni he perdido mi esencia, aunque estoy mostrando una faceta nueva", justifica el cantante. "Si te refugias sólo en una fórmula y empiezas a repetir las cosas, dejas de ser un artista y te conviertes en un producto o, como lo digo yo, ‘un aborto de la industria’. A mí me gusta el arte; yo vivo por él".

Para seguir en lo mismo, hay que decir que el tema de introducción del nuevo disco, Jefe, presenta ya indicios de que Yankee trae algo nuevo bajo el brazo, porque lo encuentra con un nuevo estilo de vocalización y un fondo musical propio del R&B, género que no se le había escuchado con anterioridad.

"Empiezo a dar mis primeros pasos en esto, pero la gente sabía que yo también tenía la posibilidad de entonar y de cantar", asegura el entrevistado. "Claro que esto ha sorprendido a mucha gente, que me pregunta quién es el que cantó conmigo en tal o cual canción; pero la verdad es que soy yo mismo. Estuve tomando unas clases y preparándome para hacerlo, y todavía sigo preparándome más, porque esto no se puede detener".

NADA CON LA MAFIA

El nombre del álbum parece referirse a ciertos términos que se emplean para hablar de actividades delictivas, aunque el mismo Yankee no incluye en sus letras apología alguna del crimen.

"El Cartel es mi sello disquero y yo soy el Big Boss de mi propia empresa, por suerte, o sea que estas son sólo verdades", enfatiza el MC. "Además de la música tengo muchos productos, como los tenis, la película [Talento de barrio] que ya está lista, pero que no hemos estrenado aún para que no compita con el disco, el soundtrack de esa película, y toda una serie de proyectos que nos tendrán ocupados hasta 2008".

Según él, el empleo de estos términos no es una broma, sino una metáfora. "Me gusta hacer comparaciones, como ocurre en el tema Gangsta Zone [grabado al lado de Snoop Dogg], donde digo que lo que nosotros hacemos es traficar con música y distribuirla en el mundo entero", proclama.

Además de reggaetón y de R&B, El cartel: The Big Boss tiene una fuerte carga de hip-hop. Esta alcanza, probablemente, el punto más alto en la carrera del puertorriqueño gracias a Todos quieren a Raymond, un tema cadencioso, desafiante y agresivo que, de manera opuesta a lo que se solía esperar de Yankee, contiene una extensa y compleja letra.

"Es una de mis letras favoritas, porque a pesar de que es una canción controversial [sic], también tiene crítica social, ¿me sigue?", dice el boricua. "Estoy haciendo una parodia del circo que existe en el mundo del entretenimiento; diciéndole a todas esas personas que yo no me crié con ellas ni soy de su entorno. La gente que lo entiende se da cuenta de que Yankee es real, de que Yankee está de su lado, a pesar de que se esté buscando el dinero en un mundo al que no pertenece".

El Cangri, Daddy Yankee y El Big Boss son sólo algunos de los seudónimos superlativos que este artista ha empleado a lo largo de su carrera, por lo que sorprende que en esta canción haya tratado de revalorizar su nombre original, Raymond Ayala.

"Si escuchas esta canción te darás cuenta de que yo sé dónde estoy parado, de que mantengo los pies en la tierra", jura el rapero. "Hay muchas personas en el ambiente que piensan que te conocen, que escriben de ti y te dicen esto y lo otro; pero sinceramente no te conocen nada. Yo no los vi crecer conmigo en Villa Kennedy [mi barrio de origen]; somos simplemente colegas de negocios".

Sea como sea, parece claro que Yankee —o El Cangri, o El Big Boss, o Raymond Ayala, si así lo quieren— tomó en este caso la decisión de dar un mensaje más profundo que el que ha llenado muchas de sus canciones bailables del pasado reciente.

"He madurado, y tenía además que dejar en claro quién yo soy", explica. "Cuando eres un MC y tienes el potencial de ‘liriquear’, tienes que sacar todo lo que tienes adentro sin temor a lo que venga. Como le digo a todo el mundo, cuando tengo la verdad en las manos, me tienes que matar en la raya; pueden venir con un ejército, pero no me voy a callar".

Aunque Yankee ha querido mantener siempre su vida familiar en privado, esta misma canción menciona a sus tres hijos, quienes también aparecen en los créditos del disco en la dedicatoria, aunque esta no incluye el nombre de su esposa, Mireddys González.

"Es que ella no está conmigo por los reconocimientos que se puedan dar; simplemente me ama y ya", enfatiza. "Si hago una dedicatoria a mis hijos es porque les debo mi éxito y el cambio de mi vida; mi primera hija fue la que me hizo cambiar de verdad. Fue un giro de 360 grados; nunca he escondido lo que fui, y no me considero ningún santo. Si hubiera seguido como estaba, no sería lo que soy ahora".

INMIGRACIÓN Y RELIGIÓN

Otro hip-hop que llama la atención en este disco es Me quedaría, una canción que habla tanto de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos como de los cubanos, haciendo referencias directas a sus realidades sociales. No se trata de una experiencia personal del artista ya que, como se sabe, los puertorriqueños no tienen los problemas legales de otros latinos cuando llegan a Estados Unidos.

"Pero no deja de ser un problema que nos afecta; al menos en mi caso, porque tengo amigos mexicanos, dominicanos, cubanos y de diferentes partes del mundo, y lo que le pasa a un amigo me pasa a mí también", justifica Yankee. "Tengo un amigo en particular que acaba de ver cómo deportaban a su padre y el chamaco se está volviendo loco. No me puedo quedar callado ante cosas así".

Una de las estrofas de la canción, aparentemente dedicada a los cubanos, menciona a un "demonio vestido de humano" que podría referirse a Fidel Castro. Cuando se le hace la pregunta respectiva, Yankee ríe. "La letra habla por sí sola", se limita a decir. "Soy una persona que respeta los derechos humanos; si alguien abusa de alguien, sea quien sea, eso no va conmigo".

Claro que Me quedaría le da también duro a la política de inmigración del gobierno estadounidense, al que acusa de maltratar a los inmigrantes latinos.

"Y también habla de lo que le pasa a los inmigrantes latinos que van a países latinos donde también abusan de ellos", añade el artista. "Todo es una cadena; hay que ayudarnos, pero de verdad. Yo me crié en un barrio obrero en el que había muchos dominicanos, y siempre he buscado la manera de tener lazos de solidaridad con todo el mundo".

Otra área musical que se encuentra reforzada en la placa es el son, que truena y resuena en Coraza divina, una salsa cristiana que puede abrir puertas de insospechados mercados para el puertorriqueño.

"Esa es una canción que todavía me sorprende", reconoce Yankee. "Le pedí a Dios que me ayudara con esa letra, y lo maravilloso es que terminó siendo un tema que pones al empezar tus actividades y que hace que te levantes muy fresco, porque te alegra el día".

¿Quiere esto decir que Daddy Yankee piensa seguirle los pasos a Vico C?

"Mi mentalidad es mantenerme en la diversidad", dice. "Pero le tengo mucho temor al Señor, y si algún día Él me llama para ser parte de su ejército, me iré para allá".

Claro que el temor no es aún tan grande como para que este artista haya dejado de lado las letras sensuales e insinuantes que tienen varias de sus composiciones. "Eso todavía no", reconoce con una risa. "Me mantengo dentro de lo secular, aunque no dejo de mostrar el respeto y el temor que sí le tengo a los tres guerreros".

Además de exhibir una faceta religiosa que no se le conocía, Coraza divina le ha dado a Yankee la posibilidad de probar suerte como sonero sin necesidad de invitar a otros, como ocurrió de hecho en Barrio bravo, que contó con la participación del afamado Andy Montañez.

"Es que, siendo boricua, esto está en mi cultura y hasta en mi sangre", afirma el MC. "Mi papá fue toda la vida percusionista de salsa y es por eso que yo me crié escuchando esa música. Él se levantaba todos los días tocando bongó y campanas frente al componente [equipo estereofónico]; y nos levantaba de paso a todos, por supuesto".

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